domingo, 29 de diciembre de 2013

Protégete de las personas TÓXICAS


2013 va finalizando, y con él, llegan los buenos propósitos para el año nuevo. El más común suele ser desintoxicar nuestro cuerpo de los excesos cometidos en las fiestas navideñas. Pero también puede suceder que estemos expuestos a personas "tóxicas" que sin darnos cuenta, vayan envenenando poco a poco nuestra mente.

Esta clase de personas, puedes encontrarlas en cualquier lugar. Puede tratarse de tu jefe, tu amigo, tu  hermano o incluso tu pareja. Puedes reconocerlos gracias a distintos factores. Los más comunes son la continuidad a la hora de hablar de temas negativos (no saben conversar si no es encontrado un punto negro de algo o alguien), no aceptan en primera instancia una opinión o sugerencia, y se vuelven hirientes, agresivos, inflexibles o se exaltan si les contradices. Y esto es, por su puesto, porque creen que siempre tienen razón y sólo ellos saben como han de hacerse las cosas. Por regla general, agigantan tus errores y reducen al máximo tus logros o difunden rumores para acabar con tu reputación. Persiguen un objetivo: conseguir poder y control sobre todo y todos.

"Las personas tóxicas potencian nuestras debilidades, nos llenan de cargas y frustraciones. No des crédito a ninguna palabra ni sugerencia que provenga de los tóxicos. No te amarres a quienes no se alegran de tus éxitos", explica Stamateas en 'Gente tóxica'. Stamateas asegura que se puede y se debe evitar que este tipo de personas tomen el control de nuestras vidas. Primero, identificándolas, y segundo, reforzando la autoestima y adquiriendo estrategias para no caer en sus redes. Pero cuando la situación compromete la salud o estabilidad emocional, los terapeutas aconsejamos alejarse de esas personas o ambientes para evitar, así, convertirnos en uno de ellos.

¿Tienes un amigo tóxico?

En primer lugar, deberíamos reconocerlo, los amigos tóxicos son los que dicen ser tu amigo, pero sus acciones duelen, ya que su conducta no es la propia de una amistad. Les puedes reconocer por las siguientes características:
- Camuflan sus sentimientos de egoísmo.
- Cuando se tratan de sus problemas, ocupan muchas de tus horas explicándotelo todo pero no esperes lo mismo si eres tú quién necesita ser escuchado "me coges en un mal momento", "estoy muy liado", "no me viene bien quedar, mejor te llamo luego".
- Suelen romper promesas, usando para ello excusas "baratas". "¡Es que no te vas a creer qué me pasó!".
- Siempre quieren estar por delante de ti. Si le explicas que has tenido una oferta laboral que aún no te puedes creer, te cuenta que le ofrecieron algo muchísimo mejor; si le explicas que tienes un dolor tremendo en la espalda, él te dirá que, precisamente, la noche anterior estuvo en urgencias por un dolor mucho mayor.
- No sabe guardar un secreto, y cuenta al círculo de amistades aquello que le pediste que nunca contara.
- Es un manipulador, de manera que acabas creyendo que si lo alejas de tu círculo de amistades, podría dañar tu imagen social.
- Es el protagonista de todas las conversaciones y no le gusta cambiar de tema, o lo lleva siempre a su terreno.

Este tipo de amistades sólo traen negatividad, por ello es preferible romper con ellas y cultivar sólo aquellas que te proporcionen bienestar  y positividad.

Clasificación de gente tóxica

La persona tóxica no sólo tiene un modo de actuar, existen distintas formas que debemos de reconocer y neutralizar. Stamateas desarrolla en su libro trece tipologías que adoptan estos seres nocivos. Éstas son algunas de las formas que adoptan:
Meteculpas: El sentimiento de culpa, es uno de los más paralizadores que hay, hace que nos detengamos en la búsqueda de nuestras metas. Este tipo de gente tóxica lo sabe, y siempre traslada un mensaje: "No eres lo bastante bueno", "tú me haces ser así", "es tu culpa" o "te lo mereces". Te someten a un juicio de valor donde ellos son quienes dictan sentencia.
Qué hacer: Ante todo, levantar la autoestima y darnos permiso para disfrutar; "No tenemos la culpa de las decisiones de los demás".
Envidioso: Siempre trata de buscar aliados. Hablará con otros para envenenarlos porque su objetivo es boicotear cada uno de tus proyectos. El que calumnia, probablemente, no puede tener el mismo brillo que tú.
Qué hacer: No caer en la trama de convertirte en su aliado, si lo hace contigo lo hará con más gente, eres un mero peón de su juego psicológico. Aléjate de este tipo de personas, sólo atraen negatividad.
Descalificador: Su objetivo es controlar nuestra autoestima, hacernos sentir nada entre los demás para que él o ella pueda brillar y ser el centro de atención.
Que hacer: Detectarlo, tratar de extinguirlo no prestándole atención, ignorarlo y mantener nuestro pensamiento positivo.
Agresivo verbal: Los gritos, las contestaciones agresivas y fuera de lugar son sus armas para hacer a la persona sentirse incapaz, débil e insegura. Su objetivo es despertar miedo a su alrededor para ser respetado.
Que hacer: Lo más sencillo es ignorarlo. Sin embargo, existen técnicas asertivas como lo del disco rallado que consiste en contestar, sistemáticamente, con un "vale", o "de acuerdo", o un "no me interesa".

El chismoso: Hay un aforismo que dice "no todos repiten los chismes que oyen, algunos los mejoran". Este tipo de persona difunden rumores de manera constante para hacerla asimilable para la masa. Busca notoriedad y hacer aliados.Que hacer: Igual que con el envidioso y el descalificador, estas 3 tipologías tienden a ir unidas.
El psicópata: Muestran una imagen que no corresponde con su interior. Son tus 'amigos' mientras les sirves para conseguir sus propósitos. Una vez alcanzados te desechan y te tratan como si no te conocieran. Siempre se ofenden por todo. Hablan mal de todo el mundo. Son resentidos y amargados, y nadie puede sugerirles nada. Se muestran incapaces de detectar el sufrimiento humano.
Qué hacer: La única forma de relacionarse con ellos es actuar del mismo modo que ellos actúan contigo, porque no entienden la amistad y los valores. Queda con ellos para hacer un trabajo o para ir a ese concierto, pero no esperes más.


El jefe autoritario: La persona "tóxica" que se halla en alza. Incita miedo en sus subordinados, a quién le gusta llamar "miembros del equipo" pero necesita sentir que tiene el control.Que hacer: Si sabemos que esta persona no es autoritaria y que, quizás, pasa por un mal día, admitamos que todos necesitamos caricias y halagos. Sin embargo, si se prolonga, se debería tener una conversación con él mismo, que si no es fructífera, debería hacer replantearse la posibilidad de alejarse ante el riesgo para su salud emocional.
El quejoso: Se lamenta todo el tiempo. Su discurso le ata más al pasado y tiene una mente cerrada, duda de todo y no tiene metas. La diferencia es que son seres tóxicos para sí mismos y para los demás.
Que hacer: Extinción y técnicas de asertividad.


Los antídotos contra las personas tóxicas


Para el psicólogo Juan Cruz hay ciertos antídotos para este virus que infecta las mentes de muchas personas que están en contacto con un entorno laboral o afectivo poco saludable:

Detectar: Una medida para desintoxicarse es precisamente entrar en contacto con el veneno inoculado por el exterior por ti mismo. "Hay que detectar la toxicidad para poder salir de ella. No escapar sino hacerle frente. Sólo gracias a esa toma de conciencia como observador externo el lóbulo frontal se activa y genera calma", explica Cruz.


Adaptarse: Aunque la situación sea muy tóxica, se pueden desarrollar estrategias para poder adaptarse a ella. Es decir, tenemos la capacidad de aprender a desconfiar la misma información de diferente manera.


Abstracción: Todos somos libres de 'cerrar la ventana' de nuestra mente al ruido del exterior. Aunque nos bombardee con mensajes letales, tenemos la capacidad de protegernos y cerrar las compuertas de nuestra mente a esa información.


Autoestima: Potenciar los recursos que cada uno tiene, realizar actividades que refuercen nuestras aptitudes y habilidades, buscar nuevos entornos más salubres donde se aprecien nuestras cualidades.


Relaciones sociales: Cultivar los vínculos afectivos verdaderos y las relaciones sociales basadas en valores. Fomentar la interdependencia y una buena red de amistades.

No al victimismo: Abandonar la auto-intoxicación, ese diálogo interior que repite una y otra vez los mismos mensajes negativos sin ofender nunca una salida.


Solidaridad: Hacer cosas por los demás o implicarse en proyectos solidarios es una buena forma de salir de uno mismo y su propia 'desgracia'. Además, ayudar a otras personas que sufren es bueno para relativizar.

Abandonar: En ocasiones, sobre todo cuando las consecuencias afectan a la salud, hay que abandonar las situaciones contaminantes. Pero no es una derrota porque, a veces, para sobrevivir en un entorno tóxico, hay que convertirse en un ser tóxico. Y ese es un precio demasiado alto. Hay momentos en que una retirada a tiempo es una victoria.











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